lunes, 16 de noviembre de 2015

Masoquismo.



"Disfrute o placer que se experimenta con un pensamiento, situación o hecho desagradable o doloroso"...

El mundo se divide en dos clases de personas: las que hacen sus sueños realidad y las que hacen realidad los sueños de otros, las que viven sus fantasías y las que se dejan llevar en las fantasías de otros. Sin embargo existimos ese extraño grupo de personas que vamos por ahí tomando las riendas porque así nos nace y así nos acostumbramos, creemos que tener la última palabra en grupos, en el trabajo o en una relación nos deja cada noche con cierta sonrisa de auto-orgullo. Así vamos nosotros: persiguiendo sueños o caprichos pero siempre con cierto desinterés al lograr aquello que meses atrás era lo más anhelado.

Hace mucho tiempo la vida puso en mi camino un hombre que para mí era uno de esos enigmas porque por más que quieras olvidarlos siempre vuelven con una botella de tequila caro en una mano y una conclusión filosófica sobre la noche y sus caminos en la otra.

Yo siempre acababa siendo su punto favorito de conversación, creo que si hubiera anotado todos los consejos que me dio, ya tendría para aburrirlos a todos ustedes un buen rato pero quién me conoce sabe que prefiero dejarme la piel llena de cicatricez solo por el gusto de saber qué se siente. Lo cierto es que esa noche colmó mi paciencia alcoholizada y le solté un "Mientras yo esté en mis cinco sentidos, no voy a dejar que nadie me diga qué hacer" en tono de risa superior mientras lo miraba de arriba a abajo.

-¿Ah sí? Mira, yo te respeto mucho por eso pero créeme que el arte de ser dominado no es algo fácil de entender. Tú solo vas en piloto automático, atacas primero porque te da miedo perder y eso no quiere decir que puedas ganar el juego sino que tienes miedo. Recuerda que los animales atacan solo cuando se sienten acorralados. No me salgas con una patada, solo apaga el cigarro y cambiemos los papeles por hoy.

Lo que pasó a continuación es lo más irrelevante del relato pues mi gran sorpresa no fue descubrirlo sin ese protocolo o esa chaqueta cara sino que efectivamente: fue un maestro de un arte complejo que me ha dejado un tanto adicta a él y no lo puedo negar...de vez en cuando suelto el volante y me dejo llevar porque el verdadero deseo está dentro de los estereotipos más estúpidos de nuestra mente.